Apocalipsis 3:20 - La Biblia tiene la respuesta - Cielo e infierno

¿Conoces tu destino eterno?

APOCALIPSIS 3:20

¿Tienes certeza de que irás al cielo? Sigue leyendo y encuentra la paz que solo la certeza de la salvación puede darte.

La Biblia dice “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). Así de simple. Confesar con la boca que “Jesús es el Señor” implica declarar con voz audible (en voz alta) que Jesús es el gobernante y soberano de nuestra vida. Es un acto de humildad, rendición y entrega total a Jesús como nuestro Salvador y Señor. Es un reconocimiento de que necesitamos su perdón, y que deseamos seguirle y obedecerle en todo. Sin embargo, la confesión de labios no es suficiente por sí sola. También se requiere creer en el corazón “que Dios le levantó de los muertos”. Aquí está la otra clave del asunto. La resurrección de Jesús es la evidencia suprema de su divinidad y poder sobre la muerte. Creer en el corazón implica tener una fe genuina y profunda en la obra redentora de Jesús, confiando en que su sacrificio en la cruz pagó todos nuestros pecados.

Parece muy simple, ¿verdad? ¡Y lo es! Pero no para todos. Para muchas personas este acto de rendición es muy difícil. Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25). También dijo: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos (Mateo 18:2-4). Toda la Biblia apunta a que Dios odia el orgullo y se complace con la humildad. Por esta razón, el plan de salvación solo es accesible para las personas que son capaces de arrepentirse y humillarse ante Dios, pues Él no dejará que nadie se jacte en su presencia (Efesios 2:8-9).

Ahora, presta mucha atención, llegamos al punto crítico. Uno de los versículos más citados de la Biblia dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Confiando en la revelación que pueda darte el Espíritu Santo, escucha: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Dios no solo sabe tu nombre, Él conoce todos los detalles de tu vida, sabe todo lo que estás pasando, conoce tus pensamientos, tus dudas, conoce tus pecados, conoce tus cualidades, tus sentimientos, tus angustias. Dios sabe todo de ti… y te ama. Dios te ama inmensamente. No importa lo que hayas hecho, no importa qué tan malo sea tu pasado, ¡Dios te ama! ¡Créelo! Dios quiere salvar tu alma de un horrible destino eterno. Solo tienes que confesar con tu boca (con voz audible) que Jesús es el Señor y aceptar la revelación de que Dios le levantó de los muertos. Es muy importante que lo hagas en voz alta, pues es un acto de fe. ¡Solo tú puedes hacerlo! ¡Nadie puede hacerlo por ti! ¡Te animo a dar ese paso ahora mismo! Dios quiere perdonarte y regalarte la vida eterna. Solo te pide que creas en su Hijo y en el sacrificio que hizo por ti.

Te invito a que, en un acto de rendición y fe, como lo haría un niño, con humildad, te arrodilles en tu habitación, o en el lugar donde estés, y hagas tu confesión de fe (en voz alta) con esta corta oración:

Señor Jesús, ayúdame. Me arrepiento de mis pecados. Necesito una vida nueva. Hoy te pido que entres en mi vida. Te entrego mi corazón, mi vida, mi ser, lo que tengo, lo que soy. Acéptame Señor. Te necesito. Perdona mis pecados. Sálvame. Escribe mi nombre en el libro de la vida. Creo en tu sacrificio en la cruz y en tu resurrección. Creo que tú eres el Hijo de Dios. Creo que tú pagaste por mis pecados. Gracias Señor Jesús. Te reconozco como mi único Señor y Salvador. Amén.

Ramón augusto

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